LA MUJER ROTA
Ella se venga por el monólogo
Flaubert
Flaubert
Lunes 13 de setiembre. Las Salinas
Extraordinario decorado el de este bosquejo de ciudad abandonada en los confines de un pueblo y al margen de los siglos. Bordeé la mitad del hemiciclo, subí por las escalinatas del pabellón central: contemplé largo rato la sobria majestad de estas construcciones edificadas con fines utilitarios y que nunca sirvieron para nada. Son sólidas, son reales: sin embargo, su abandono las transforma en un simulacro fantástico: uno se pregunta de qué.
Extraordinario decorado el de este bosquejo de ciudad abandonada en los confines de un pueblo y al margen de los siglos. Bordeé la mitad del hemiciclo, subí por las escalinatas del pabellón central: contemplé largo rato la sobria majestad de estas construcciones edificadas con fines utilitarios y que nunca sirvieron para nada. Son sólidas, son reales: sin embargo, su abandono las transforma en un simulacro fantástico: uno se pregunta de qué.
Sábado 20 de noviembre
Escenas, no. Pero soy torpe. Me controlo mal, hago observaciones que lo irritan. Debo confesarlo, basta que él dé una opinión para que yo adopte la contraria, suponiendo que fue ella quien se la sopló. De hecho, no tengo nada contra el op art. Pero la complacencia de Maurice para someterse a ese "sadismo óptico" me irritó: eviden-temente, era Noéllie quien le había indicado ir a esa exposición. Sostuve, tontamente, que eso no era pintura, y como él discutía lo ataqué: ¿cree rejuvenecerse adoptando todas las modas?
-No debes enojarte.
-Me enojo porque quieres estar a la moda, de manera tal, que pierdes todo
sentido crítico.
Alzó los hombros sin contestar.
Vi a Marguerite. Pasé un largo rato con Colette. Pero no hay nada que contar.
Escenas, no. Pero soy torpe. Me controlo mal, hago observaciones que lo irritan. Debo confesarlo, basta que él dé una opinión para que yo adopte la contraria, suponiendo que fue ella quien se la sopló. De hecho, no tengo nada contra el op art. Pero la complacencia de Maurice para someterse a ese "sadismo óptico" me irritó: eviden-temente, era Noéllie quien le había indicado ir a esa exposición. Sostuve, tontamente, que eso no era pintura, y como él discutía lo ataqué: ¿cree rejuvenecerse adoptando todas las modas?
-No debes enojarte.
-Me enojo porque quieres estar a la moda, de manera tal, que pierdes todo
sentido crítico.
Alzó los hombros sin contestar.
Vi a Marguerite. Pasé un largo rato con Colette. Pero no hay nada que contar.
1 comentarios:
La nausea
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